En
realidad, la historia de la red se puede remontar al principio del siglo XIX.
El primer intento de establecer una red amplia estable de comunicaciones, que
abarcara al menos un territorio nacional, se produjo en Suecia y Francia a
principios del siglo XIX. Estos primeros sistemas se denominaban de telégrafo óptico y consistian en
torres, similares a los molinos, con una serie de brazos o bien persianas.
Estos brazos o persianas codificaban la informacion por sus distintas
posiciones. Estas redes permanecieron hasta mediados del siglo XIX, cuando
fueron sustituidas por el telégrafo. Cada torre, evidentemente, debia de estar
a distancia visual de las siguientes; cada torre repetía la información hasta
llegar a su destino. Un sistema similar aparece, y tiene un protagonismo
especial, en la novela Pavana,
de Keith Roberts, una ucronía en la cual Inglaterra ha sido conquistada por la
Armada Invencible.
Estos
telégrafos ópticos fueron pioneros de algunas técnicas que luego se
utilizaron en transmisiones digitales y analógicas: recuperación de errores,
compresión de información y encriptación, por ejemplo. Se ha calculado que la
velocidad efectiva de estos artilugios sería unos 0.5 bits por segundo, es
decir, aproximadamente unos 20 caracteres por minuto.
Supongo
que los métodos de seniales de humo utilizados por los indios también se
podrían considerar algo así, con la diferencia de que no consistían en un
establecimiento permanente, y que además no funcionaba a nivel nacional.
Posteriormente,
la red telegráfica y la red telefónica fueron los principales medios de
transmisión de datos a nivel mundial.
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